El joven de Sinibald

Cuenta la leyenda que en época lejana, un joven atrevido pudo cruzar el negro puente del Infinito, una oscura y lucida extensión de piedra volcánica que unía las orillas del este con las del ocaso. Tierra adentro, perdido el origen y olvidada la dirección de su camino, el joven de Sinibald se refugió en una cueva a los pies del macizo de los Recuerdos Blancos. Decidió quedarse allí, encerrado en las entrañas de la montaña, esperando el salir del sol para volver a emprender su camino. Pero cruzando el Infinito, el joven de Sinibald no perdió sólo el espacio y la orientación, sino también el tiempo. Desde entonces y por la eternidad, sigue allí nuestro joven, encerrado en una cueva más allá del puente del Infinito, esperando la llegada del día después para volver a ver la luz de Sinibald.


(Texto para la exploración del 13.06.19 “República de Sinibald” (deriva a bordo del paquebote Santa Eulalia y cofradía de pescadores de Barcelona) en el marco del proyecto de Tono CarbajoConquistar territorios para la Utopía”. Barcelona, 2019.)