En mi niñez hermané R con 3 y T con 7. A pesar de las evidencias, B nunca entró en intimidad con 8 y tampoco A con 4. F la más hosca, no se juntaba con nadie.
¿De qué nos protegen nuestras pantallas?
Sé paciente con un pueblo que no puede conjugar el verbo amar.
La entropía de una frase sin punto final
Este texto explora cómo el lenguaje puede convertirse en una sobreestructura que limita nuestra identidad. Al “quitar...
Somriure, un verbo que suena a gesto.
Docena, una aproximación puntillosa.